El impacto que tiene el mayor precio del petróleo en las finanzas públicas, afecta tanto a Pemex como al Gobierno Federal, y por una parte es directo, a través de los mayores ingresos petroleros, pero además indirecto, a través del impacto a variables macroeconómicas, como la inflación, las tasas de interés, y el tipo de cambio.
En el documento de Criterios Generales de Política Económica para 2022, se presenta una información que cuantifica la “sensibilidad” de algunos ingresos y egresos ante cambios en parámetros macroeconómicos, en los que se señala que un dólar adicional en el precio del petróleo, le reportaría a Pemex ingresos adicionales por un monto de $13,588.1 millones de pesos.
Textualmente, se señala que: “Un aumento en el precio del petróleo, incrementa los ingresos por exportaciones de petróleo más que el incremento de los gastos por importación de hidrocarburos para Pemex”.
Sin embargo, haciendo cálculos, se tiene que el monto presentado ahí, coincide con el total de barriles diarios que se contempla extraer para 2022, valuados al tipo de cambio promedio esperado, lo que arroja una cantidad de $13,539.7 millones de pesos, cifra muy similar a la presentada, aunque aclarando que el cálculo considera el mayor precio en todos los 365 días del año, y sin considerar el mayor gasto por las importaciones, como lo señala el texto.
Es decir, esos mayores ingresos corresponden no solo a los asociados a la exportación, sino también a la “venta” interna que Pemex exploración y producción hace a la subsidiaria Pemex transformación industrial, la cual adquiere el crudo para refinar, a precio internacional, no a costo de producción, y regularmente a crédito.
Otra conclusión que se pone de manifiesto, es que estos mayores ingresos que se consignan en CGPE, NO contemplan los mayores gastos asociados a la importación de petrolíferos de Pemex, los cuales también aumentan con el precio del crudo, como las gasolinas que importa Pemex, sin embargo, si suponemos que este mayor costo se traslada al precio de venta al público, se compensaría este mayor gasto y el impacto del mayor gasto en importaciones, se trasladaría al consumidor final.
Sin embargo, en el caso de las gasolinas y el diesel importado, el mayor costo de adquisición NO se está trasladando al consumidor, y de hecho, se otorga un estímulo fiscal adicional, que consiste en acreditar contra impuestos, el monto de este nuevo estímulo, trasladando el costo a la SHCP, vía menor recaudación de impuestos.
Por otro lado, también se puede inferir que el cálculo de los ingresos adicionales que se consignan en CGPE, tampoco consideran el incremento en los pagos que debe hacer Pemex por concepto de Derechos, principalmente el Derecho de Utilidad Compartida (DUC) el cual se incrementa junto con el precio internacional del petróleo.
Si bien Pemex debe incrementar el pago por derechos, (que van al Fondo mexicano del petróleo) Hacienda recibe más transferencias de dicho Fondo, y a nivel consolidado, termina siendo neutral el impacto del mayor pago de derechos.
De esta manera, si separamos el impacto para Pemex y para la SHCP, y suponemos que el impacto del mayor pago por importación de petrolíferos, a cargo a Pemex, se transfiere completamente al último consumidor, por cada dólar que aumente el precio del petróleo, Hacienda debería recibir mayores transferencias del FMP por $5.4 miles de millones de pesos (anualizados) y Pemex $8.1 miles de millones de pesos, aunque sin considerar que el 46% de este beneficio debe de venir de Pemex transformación industrial y no paga de contado.
Si suponemos que esta crisis puede durar unos cuantos meses más y los precios del petróleo se reduzcan eventualmente, y promedien unos $75 dólares este año (versus los $55 contemplados en CGPE) Hacienda podría percibir unos $108 miles de millones de pesos más de ingresos petroleros, y Pemex unos $162 mmp más, incluyendo el ingreso a crédito, pero excluyendo el mayor costo de importación que no va a precio.
Considerando que las aportaciones que recibe la SHCP, provenientes del FMP son parcialmente participables a Estados y Municipios, este beneficio del mayor precio del petróleo también llegaría a los gobiernos locales, vía el Fondo General de Participaciones (20% de la Recaudación Federal Participable) así como de los otros fondos asociados al monto de la RFP.
Considerando todo lo anterior, los Estados y Municipios podrían recibir como unos $900 millones de pesos más, vía mayor gasto federalizado, por cada dólar que suba el precio del petróleo, calculado de manera anualizada, y suponiendo el precio promedio de $75 dólares para 2022, unos $18 mil millones de pesos más.
Esto reduce a $90 mmp el beneficio neto para la SHCP (antes de impacto en recaudación de IEPS y de estímulo adicional) y mantiene el beneficio para Pemex en $162 mmp. menos el aumento en costo de importación que no se traslada a precio.
Por otro lado, el mayor precio del petróleo va a impactar en una menor recaudación de IEPS federal, que se estima del orden de los $120 mmp, y de un estímulo fiscal adicional que rondaría los $60 mmp, es decir, para la SHCP, el impacto final sería negativo, del orden de los $90 mmp en términos netos, antes de impactos indirectos
Finalmente, vía mayores tasas de interés (auspiciadas por la mayor inflación) y el ajuste conducente en el tipo de cambio, impactaría a nivel presupuestal en unos $30 mmp por cada 100 puntos base (1% de aumento en tasa) mientras que vía pérdida cambiaria, los costos podrían superar los $90 mmp. por cada 50 centavos.
En el neto, Hacienda tendría números rojos, de unos $125 mmp, mientras que para Pemex, el beneficio neto rondaría los 95 mmp, ya neto de mayores erogaciones, aunque casi la totalidad de ese beneficio, quedaría a crédito, con cargo a Pemex Transformación Industrial.
Los estímulos fiscales a las gasolinas, y los mayores gastos financieros, terminan por dejar en números rojos a las finanzas públicas, diluyendo el beneficio de los mayores precios del petróleo.
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