De conformidad con lo dispuesto en el artículo 42 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, el pasado 1 de abril, cumpliendo en tiempo y forma, la Secretaría de Hacienda presentó el documento denominado Pre-Criterios de Política Económica para 2023, donde tradicionalmente se ajustan las estimaciones para el año en curso, y se adelantan las proyecciones de las principales variables macro económicas que sirven de base para que las diferentes entidades y secretarías, inicien su planeación presupuestal para el próximo año, en este caso, para 2023.
El documento original, de Criterios Generales de Política Económica, (CGPE) que se presentó junto con los proyectos de Ley de Ingresos y de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2022, el pasado 8 de Septiembre, como sabemos se elaboró con la información disponible al mes de Julio de 2021, cuando la economía mexicana todavía experimentaba su fase de recuperación o de “rebote” posterior a la aguda caída originada por la crisis sanitaria del COVID, y había un razonable optimismo de que ese impulso durara un poco más, y que incluso, se recuperaran en 2021, los niveles de producción pre pandemia.
Sin embargo, como sabemos, eso no sucedió, entre otras razones por la nueva variante Omicron y la economía mexicana perdió el impulso mostrado en los dos primeros trimestres del año pasado, y del 6.3 por ciento de crecimiento esperado para el 2021, se ubicó finalmente en 5 por ciento, (20 por ciento menos) manteniendo, desde entonces, una atonía que perdura hasta la fecha, agravada ahora por la guerra en Ucrania, por los altos precios de muchas materias primas, y por nuevos cuellos de botella en el suministro de insumos estratégicos.
El desempeño poco favorable de la economía, durante los primeros meses del año, ocasionó un ajuste a la baja en las expectativas del crecimiento económico esperado por los agentes económicos, tanto nacionales, como extranjeros.
La última encuesta del Banco de México, entre 37 instituciones privadas, levantada entre el 18 y el 30 de Marzo, promedió una expectativa de crecimiento real en el PIB de solo 1.76% para este año, y de 2.08% para 2023.
De tal suerte, había mucha expectativa por conocer cuál sería la nueva estimación de crecimiento para la economía mexicana, que diera a conocer oficialmente la SHCP en el referido documento de Pre-Criterios de Política Económica para 2023, considerando además, que la Secretaria de Economía había declarado a principios de febrero, que el crecimiento que ellos esperaban para este año, sería de un 2.5 o 2.6 por ciento, un 40 por ciento menos que la previsión oficial original.
En esta ocasión, la publicación del documento de Pre Criterios, maneja una variante, ya que en los cuadros resúmenes solo se consigna la nueva estimación “puntual” del crecimiento del PIB, (3.4 por ciento) pero NO se consigna el “rango” de la nueva estimación, el cual incluye un mínimo y un máximo, y es precisamente el promedio de estas dos estimaciones, el que se debe consignar como estimación “puntual”.
De tal suerte, la estimación “puntual” oficial, NO corresponde al promedio de los valores en el “rango”, sino al valor máximo, aunque en el propio texto del documento, se señala que el rango es de 1.4 por ciento como crecimiento mínimo, y de 3.4 por ciento como máximo, notándose, además, que la amplitud de rango también rompe con la variación tradicional de un solo punto porcentual entre el valor mínimo y el máximo, y ahora se amplía a dos puntos porcentuales, de manera deliberada, tomando en cuenta que el escenario externo es más volátil.
Si se calculara el promedio del rango, como usualmente se hace, la estimación puntual del crecimiento del PIB para este año, sería de 2.4 por ciento, y no de 3.4 por ciento como se maneja, y si la diferencia entre el valor el máximo y el mínimo, fuera de solo un punto porcentual, como siempre, y no de dos, la estimación puntual sería de 1.8 por ciento, casi igual a la manejada en la encuesta de Banxico.
Sin embargo, manejar la estimación máxima como puntual, no se sostiene, ya que si se considera que en los tres primeros meses del año, la economía estuvo prácticamente estancada, el crecimiento anual de 3.4 por ciento, se debe obtener en solo nueve meses (abril-diciembre) lo que implica que el crecimiento en los tres trimestres que restan del año, debe promediar un 4.5 por ciento, crecimiento superior al 4.1 que se estaba revisando a la baja.
Más aún, si suponemos que el crecimiento se acelera no de golpe, sino paulatinamente, a partir del segundo trimestre, se tendría que cerrar el cuarto trimestre del año con un crecimiento real del orden del 7 por ciento, para alcanzar a promediar el 3.4 por ciento de crecimiento anual.
Obviamente, si consideramos también que la nueva estimación del crecimiento para 2023 se proyecta ahora en 3.5 por ciento, se complica más el escenario, pues la implicación sería que la economía volvería a caer en 2023.
En cambio, si se maneja como estimación “puntual” el promedio de 2.4 por ciento, la economía debería crecer al 3.2 por ciento en promedio durante los últimos tres trimestres para alcanzar el 2.4 por ciento de crecimiento anual, estimación incluso más compatible con el 3.5 por ciento estimado para 2023.
Esa proyección ya no tendría tanta inconsistencia con el crecimiento implícito para el resto del año, e incluso cumpliría con el objetivo de normar expectativas más favorables en los agentes económicos, considerando la estimación promedio que tienen los pronosticadores profesionales en el País, de solo un 1.8 por ciento de crecimiento real en el PIB para este año.
En una nota posterior, comentaremos las nuevas estimaciones en otras variables macroeconómicas de interés.
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