En este mes de Mayo, el estímulo fiscal adicional que se otorga a las gasolinas y al diésel, escaló a niveles nunca antes observados, y en el caso del diésel, llegó a $7.4316 pesos por litro para la semana del 6 al 13 de Mayo, dinero que descuentan de su pago de impuestos quienes venden de primera mano los combustibles, que sumados a los $6.0354 de la cuota por litro que deja de cobrar Hacienda, totaliza un costo fiscal de $13.4714 pesos por cada litro de diésel que se enajena.
Si bien la fórmula para determinar el estímulo adicional no se publica, cuando se le compara con el estímulo adicional otorgado a la gasolina Magna y a la gasolina Premium, de $3.1132 y de $2.8323 pesos por litro respectivamente, se pone de manifiesto que los montos son inconsistentes, y que deberían ser revisados.
No tiene lógica económica alguna, que el estímulo fiscal al diésel sea 2.6 veces superior al otorgado a la gasolina de alto octanaje, y que en ausencia de estos dos estímulos, el precio por litro del diésel debería ser $13.47 pesos superior al precio bomba que actualmente se paga, mientras que el precio de la gasolina Premium, de alto octanaje, subiría solo $7.47 pesos por litro, es decir, el precio por litro del diésel sería SEIS PESOS superior al de la gasolina de alto octanaje, en adición al diferencial actual que ya tienen estos productos, el cual oscila entre uno y dos pesos litros actualmente.
Si bien el precio del diésel siempre ha sido más alto que el de la gasolina de alto octanaje, este diferencial nunca ha llegado a los tres pesos por litro, y ahora, si se eliminaran estos estímulos fiscales, este diferencial estaría entre siete y ocho pesos por litro, lo cual, a todas luces, no es congruente.
Si ya de por sí es oneroso el costo del estímulo fiscal adicional, es inaceptable que se esté otorgando un estímulo muy superior al diésel, en mayor perjuicio a las finanzas públicas.
Cuando se publicaron los Pre Criterios de Política Económica para 2023, el pasado 1 de Abril, hace ya casi mes y medio, los titulares de las páginas financieras reportaban que la Secretaría de Hacienda estimaba recibir ingresos petroleros adicionales del orden de los $545 mil millones de pesos, y que con esos recursos, más que se cubrirían los costos de estos estímulos fiscales adicionales a las gasolinas y al diésel, mismos que el propio SAT ha calculado en unos $350 mil millones de pesos.
Obviamente, que con estos cálculos optimistas, hasta se verían fortalecidas las finanzas públicas en este año, sin embargo, como lo he venido apuntando en notas anteriores, esas estimaciones están mal calculadas, y basta revisar el reporte oficial de las finanzas públicas al primer trimestre del año, para constatar que de esos $545 mil millones de pesos, de mayores ingresos petroleros, que se pronosticaron iban a percibir, solo se recibieron $3.4 miles de millones de pesos, menos del uno por ciento de los ingresos adicionales proyectados.
Incluso, a Pemex lo reportan con menores ingresos a los aprobados en Ley de Ingresos de la Federación, esto como producto de que la metodología aplicada por la SHCP, para calcular los ingresos propios de Pemex, los presenta netos de la adquisición de mercancía para reventa, principalmente gasolinas y diésel, razón por la cual, las cuentas simplemente no cuadran, y resultan con menores ingresos a los programados, a pesar de los mayores ingresos por exportación de crudo.
Son ya bastante preocupantes los niveles alcanzados por el estímulo fiscal adicional, especialmente en el caso del diésel, ya que el estímulo actual es de $7.4316 pesos por litro, cantidad incluso 23.1 por ciento superior a la propia cuota del IEPS, ($6.0354 pesos por litro) lo cual debe ser revisado a la brevedad.
Con estos niveles, los $100 mil millones de pesos de costo fiscal por el estímulo fiscal adicional, calculados por el SAT, serían muy superiores, y no habría manera de ser cubiertos con recaudación impositiva adicional.
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