Ayudar a quienes no tienen medios económicos para atender sus necesidades más básicas, mediante apoyos en efectivo, en lugar de propiciar que se capaciten, los hace dependientes del apoyo oficial.
Si bien es cierto que la situación económica en Argentina es pésima, con un crecimiento económico negativo y una inflación superior al 100%, escenario muy diferente al de México, la principal lección de las elecciones en Argentina, es que el populismo económico seguido por sus últimos gobiernos, es el causante directo del debacle en su economía, que han hecho que la gente salga a votar, en un porcentaje superior al 70%, para echar fuera al actual grupo gobernante y apostar a un nuevo modelo económico, de corte privatizador, que privilegie la economía de mercado.
Si bien nadie se puede oponer a que el Gobierno atienda a los grupos más vulnerables de la economía, hacerlo de manera universal, como es el caso de la pensión a adultos mayores, donde sin importar la necesidad o no de la ayuda, se recibe de manera generalizada, le imprime al programa un corte clientelar y eleva su costo, perdiendo el atributo de ayuda al más necesitado.
Ayudar a quienes no tienen medios económicos para atender sus necesidades más básicas, mediante apoyos en efectivo, en lugar de propiciar que se capaciten y consigan una fuente de ingresos permanente, los hace dependientes del apoyo oficial, además de favorecer la corrupción, ya que no se tienen padrones confiables ni rendición de cuentas de estas ayudas gubernamentales.
Cuando la emergencia del Covid, se nos dijo que la Secretaría de Economía dispersó un millón de apoyos de $25 mil pesos cada uno a micro, pequeños y medianos empresarios, sin embargo, en ese año, el sobregiro presupuestal de esa secretaría no fue de $25 mil millones de pesos, sino de $35 mil millones, quedando sin justificar un sobregiro de $10 mil millones de pesos, además de que a la fecha, no ha habido un solo informe o reporte del padrón de beneficiados ni del seguimiento al reembolso que según el programa, deberían de efectuar al erario público.
El punto a comentar, es que los gobiernos populistas no estropean de la noche a la mañana a las economías donde gobiernan, ya que primero van agotando los recursos económicos disponibles con los que se cuenta cuando toman el poder, como en México fue el caso de los recursos ahorrados en los fondos de estabilización, luego los fideicomisos, etc., buscando financiar el alto costo de sus programas de gasto de corte populista, y agotados ya estos recursos, recurren al crédito, contratando deuda sin importar el costo, para seguir financiando sus programas clientelares.
Esto es precisamente lo que está pasando en México, ya que el Gobierno Federal solicitó al Congreso, y ya se les aprobó, la autorización para contratar más deuda en 2024, por un total de $2.5 Billones de pesos, monto equivalente al 7.3% del PIB, cuando solo $1.9 Billones están debidamente etiquetados para propósitos de gasto, lo que les deja unos $655 mil millones de pesos para gastarlos en lo que ellos decidan.
En este escenario, el déficit público no sería de 5.4% del PIB, sino del 7.3%, lo que seguramente conduciría a la pérdida del grado de inversión de la deuda soberana, a una obligada salida de capitales extranjeros, a una devaluación, y por ende, a una espiral inflacionaria con crecimiento económico negativo.
Es decir, estamos cerca de detonar este escenario adverso, que lo originaría la indisciplina financiera, presionada por un gasto público expansivo, posible gracias a que no tenemos un contrapeso efectivo en el Congreso, y nos conduciría a un escenario económico cercano a la experiencia Argentina, que detonó el derrumbe del partido en el poder.
Es por eso, que la división de poderes es un elemento indispensable para contener los errores y los excesos del poder ejecutivo, pero desafortunadamente, en nuestro caso, las dos cámaras, de diputados y de senadores, están al servicio del poder ejecutivo y solo sirven para ratificar sus iniciativas, y construir un andamiaje legal a modo, para sus fines políticos.
La captura del poder legislativo, ha sido complementada con el debilitamiento y los ataques a los órganos autónomos que también sirven de dique para contener las arbitrariedades y las acciones ilegales del ejecutivo federal, y no ha habido una sola que se escape a estos ataques, buscando poder operar, sin obstáculo alguno.
Afortunadamente, el poder judicial ha sido el único contrapeso eficiente en esta batalla, y gracias a sus acciones, se han podido detener reformas que devolverían sus poderes monopólicos a Pemex y a CFE, así como impedir que sigan disponiendo de recursos de fideicomisos que legalmente no les corresponden.
Desmantelar un País, por lo tanto, no es tan sencillo y lleva tiempo, por lo que en cinco años de esta administración no se ha conseguido todavía, pero es incuestionable que el modelo de gobierno populista de la 4T va avanzando preocupantemente en ese rumbo, de construir un poder ejecutivo omnipotente, sin contrapesos, para poder, incluso, violar las leyes a conveniencia, bajo la línea de “no me vengan con que la Ley es la Ley”.
Así que si bien NO estamos actualmente en una economía tan deteriorada y emproblemada como la Argentina, vamos en el camino para estar igual, por lo que estamos a buen tiempo de cambiar el rumbo, antes de que la mala situación económica nos obligue a cambiarlo.
Curémonos en salud, todavía que podemos.
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